¿Cómo afecta el cambio climático al acceso al agua potable?

Hay muchos factores que dificultan el acceso al agua potable, y que pueden variar según la región y las circunstancias locales, como la propia infraestructura y recursos hídricos naturales, el clima y las precipitaciones, y el general el nivel de desarrollo socioeconómico y las políticas gubernamentales de la cada región.

Sin embargo, en las últimas décadas ha entrado en juego un nuevo factor: El cambio climático está afectando de forma crítica al acceso al agua potable, un recurso vital para la supervivencia humana. Según la ONU, el cambio climático afecta al agua del planeta de formas complejas: Desde patrones de precipitaciones impredecibles hasta la reducción de las capas de hielo, el aumento del nivel del mar, las inundaciones y las sequías, la mayoría de los efectos del cambio climático tienen que ver con el agua.

De acuerdo con los datos de UNICEF, el 74% de las catástrofes naturales ocurridas entre 2001 y 2018 estuvieron relacionadas con el agua, incluidas sequías e inundaciones, y se prevé que la frecuencia y la intensidad de estos fenómenos aumenten con el cambio climático.

¿Cuáles son los principales efectos del cambio climático en el acceso al agua potable y qué podemos hacer para prevenirlos o mitigarlos?

1. Escasez de agua debido a la sequía

Las sequías son cada vez más frecuentes y con peores efectos debido al cambio climático. De hecho, según un estudio reciente publicado en Nature Water, la intensidad de las sequías y precipitaciones extremas ha aumentado «bruscamente» en los últimos 20 años.

Las temperaturas más altas y los patrones de precipitación alterados reducen la disponibilidad de agua dulce en muchas regiones del mundo. Esto tiene un impacto directo en la cantidad de agua potable disponible para las comunidades. En lugares donde la escasez de agua ya era un problema, el cambio climático solo exacerba la situación.

2. Contaminación del agua

De acuerdo con los datos de Climate.gov, la temperatura de la Tierra ha aumentado una media de 0,08°C por década desde 1880, pero el ritmo de calentamiento desde 1981 es más del doble, 0,18°C por década. El 2022 fue el sexto año más cálido jamás registrado según los datos de temperatura de la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration de los Estados Unidos).

En este sentido, el aumento de las temperaturas puede contribuir a la proliferación de algas tóxicas en cuerpos de agua, lo que contamina el agua y la hace peligrosa para el consumo humano. Además, las inundaciones extremas causadas por eventos climáticos intensificados pueden arrastrar contaminantes hacia fuentes de agua, comprometiendo la calidad del agua potable.

3. Aumento del nivel del mar

Como en el caso del aumento de las temperaturas, el cambio climático también está provocando la elevación del nivel del mar. Según datos de la NOAA, el ritmo de subida del nivel del mar se está acelerando: se ha más que duplicado, pasando de 01,4 mm al año durante la mayor parte del siglo XX a 3,6 mm al año entre 2006 y 2015. En 2022, el nivel medio del mar alcanzó un nuevo récord: 101,2 mm por encima de los niveles de 1993.

Esto provoca la contaminación de las fuentes de agua subterránea costera y amenaza la intrusión de agua salada en acuíferos, lo que reduce la cantidad de agua potable disponible en áreas costeras densamente pobladas.

4. Desplazamiento de poblaciones

A medida que las condiciones climáticas extremas, como inundaciones y sequías, se vuelven más frecuentes, las personas se ven obligadas a abandonar sus hogares. Esto puede llevar a la concentración de personas en áreas urbanas, aumentando la demanda de agua potable y ejerciendo presión sobre los sistemas de suministro existentes.

Según la UNESCO, se prevé que la población urbana mundial que sufre escasez de agua se duplique, pasando de 930 millones en 2016 a 1.700-2.400 millones de personas en 2050. La creciente incidencia de sequías extremas y prolongadas también está sometiendo a estrés a los ecosistemas, con consecuencias nefastas para las especies vegetales y animales.

5. Inestabilidad política y conflictos

La escasez de agua potable puede generar tensiones y conflictos entre comunidades y naciones. En regiones donde el acceso al agua ya es limitado, el aumento de la competencia por recursos hídricos puede exacerbar los problemas políticos y sociales, lo que a su vez dificulta aún más el acceso al agua potable.

En esta Cronología de Conflictos del Agua se puede observar cómo en épocas más recientes estos se intensifican, como por ejemplo los enfrentamientos en Irán por las políticas en relación a la escasez de agua, la destrucción de infraestructuras hídricas en Mali en aldeas rurales, o el más reciente conflicto en Ucrania, donde los depósitos de agua y las presas se convierten en objetivos militares.

¿Qué podemos hacer?

Para abordar estos desafíos, es fundamental concienciar a toda la población de la gravedad del problema, así como tomar medidas tanto a nivel local como global. Algunas de las acciones que se pueden llevar a cabo:

  1. Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero: Mitigar el cambio climático es crucial para limitar la intensidad y la frecuencia de eventos climáticos extremos.
  2. Conservar el agua: Fomentar la conservación del agua a nivel doméstico e industrial es esencial para preservar este recurso limitado.
  3. Mejorar la infraestructura hídrica: Invertir en infraestructuras de agua más resistentes al clima y eficientes puede ayudar a mitigar los impactos del cambio climático.
  4. Educar y concienciar: Informar a la población sobre la importancia del agua y los desafíos que enfrenta debido al cambio climático puede fomentar prácticas más sostenibles.
  5. Cooperación internacional: La cooperación global es necesaria para abordar los problemas transfronterizos relacionados con el agua y el cambio climático.

El acceso al agua potable es un derecho humano fundamental y, a medida que el cambio climático continúa afectando nuestra capacidad para garantizar este derecho, es esencial tomar medidas urgentes y sostenibles para proteger nuestras fuentes de agua dulce y asegurar que estén disponibles para las generaciones actuales y futuras.